Huelva Sevilla Córdoba Jaén Granada Almeria Málaga Cádiz
Tours
Gastrolover
Comercios Locales
Bienestar
Alojamiento
Andalucía
Tienda Calendario Blog
Blog
Antonio Susillo y el Cristo de las Mieles: Arte, tragedia y leyenda en Sevilla

Sevilla es una ciudad de historias que se entrelazan con el arte. Pasear por sus calles es encontrarse con siglos de creatividad plasmados en monumentos, fachadas e iglesias. Pero hay historias que van más allá de lo que se ve a simple vista, relatos que encierran tragedia y leyenda. Ese es el caso de Antonio Susillo, el escultor que dejó su huella en Sevilla y cuyo destino quedó unido para siempre a su obra más emblemática: el Cristo de las Mieles.


Antonio Susillo: el genio incomprendido

Nacido en 1857, Antonio Susillo mostró desde joven un talento excepcional para la escultura. Se formó en la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, donde desarrolló un estilo único que combinaba la elegancia clásica con un realismo profundo. No tardó en hacerse un nombre y recibir encargos importantes tanto en Sevilla como en otras ciudades españolas.

Obras reconocidas como el monumento a Daoíz y Velarde, en la Plaza de la Gavidia o el de Velázquez en la Plaza del Duque dan buena muestra de su arte, pero, entre todas sus creaciones, hay una que sin duda destaca no solo por su belleza, sino por el simbolismo y la historia trágica que la rodea: el Cristo de las Mieles.


El Cristo de las Mieles: arte y misterio

En el corazón del Cementerio de San Fernando, el Cristo de las Mieles se alza con solemnidad. La escultura, hecha en bronce, muestra un Cristo sereno, con la boca entreabierta y la mirada al cielo, reflejando una aceptación resignada de su destino. La cruz, aunque metálica, fue trabajada con un detalle tan preciso que parece de madera.

El nombre de la escultura surgió de un hecho insólito: un enjambre de abejas anidó en su boca y dejó caer miel, algo que los sevillanos interpretaron primero como un milagro en el  que el Cristo lloraba y más tarde, trás comprobar la realidad de la colmena, como un mensaje de dulzura en la muerte y esperanza en la resurrección.

El Cristo de las Mieles destaca por su anatomía detallada y la forma en que Susillo decidió representar los pies, cruzados en forma inversa a lo que hasta ahora se había representado en la imaginería cristiana. Se dice que, al terminar la obra y notar este detalle, Susillo se sintió profundamente angustiado, como si hubiese cometido un error irreparable. 

Pero su tormento iba mucho más allá de la escultura.


La tragedia de Susillo: arte y destino entrelazados

A pesar del éxito de sus obras, la vida de Antonio Susillo estuvo marcada por la depresión y la angustia. Las razones no están claras:

  • Algunos dicen que fue por problemas económicos, agravados tras su matrimonio con María Luisa Huelin, que lo llevó a la ruina. Y que todas sus esperanzas en el cobro de la talla del Cristo se desvanecieron al ver que se había equivocado en el cruce de los pies
  • Otros sostienen que se sentía incomprendido en el mundo del arte, frustrado por no recibir el reconocimiento que merecía.
  • También se habla del peso de su propia obra, como si cada escultura fuera una carga demasiado grande para su alma.

Lo cierto es que, el 22 de diciembre de 1896, en un acto desesperado, Susillo se disparó en la cabeza cerca de San Jerónimo, junto a las vías del tren. Su muerte conmovió a toda Sevilla.

En aquella época, el suicidio era considerado un pecado que impedía el entierro en suelo sagrado. Sin embargo, gracias a la influencia de su entorno, se alteró la causa de su muerte en el certificado de defunción, atribuyéndola a una hemorragia cerebral. Esto permitió que fuera enterrado en el Cementerio de San Fernando.

Ironías del destino, finalmente descansa a los pies del Cristo de las Mieles, su propia obra.


Un legado imborrable en Sevilla

Hoy, más de un siglo después, Antonio Susillo sigue vivo en su arte. Sus esculturas embellecen plazas, iglesias y monumentos, recordándonos la genialidad de un hombre que, a pesar de su trágico final, dejó una huella imborrable en Sevilla.

Si visitas el Cementerio de San Fernando, no dejes de acercarte al Cristo de las Mieles. Contemplarlo es encontrarse cara a cara con el alma de un artista, con su dolor y su grandeza. Es, sin duda, uno de los rincones más conmovedores de la ciudad.


Curiosidades sobre Susillo y el Cristo de las Mieles

  • Susillo fue enterrado dos veces: En 1896, fue sepultado en una tumba común. En 1940, sus restos fueron trasladados a la cripta justo bajo el Cristo de las Mieles.
  • En la cruz hay una inscripción en tres idiomas (latín, hebreo y griego), como en la tradición bíblica.
  • El cruce de los pies es un detalle único en la imaginería cristiana.

Susillo es un ejemplo de cómo el arte y la tragedia pueden entrelazarse hasta formar parte del alma de una ciudad. Y Sevilla, con su historia repleta de luces y sombras, no olvida a sus artistas.

0
    0
    Carrito
    Carrito vacioVolver a la tienda